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Ambientes del Templo

Ambientes del Templo

La Iglesia

La Iglesia está dedicada a Santa María, en su advocación de “Nuestra Señora de la Reconciliación”, porque ella al darnos al Señor Jesús hizo posible nuestra reconciliación con Dios, con nosotros mismos, con nuestros hermanos y con toda creación.

La fachada con su campanario que se eleva al cielo señala a las alturas, remitiéndonos a pensar en Dios Padre.

La forma inclinada de sus paredes y su techo a dos aguas, hacen que el recinto interior de la Parroquia Nuestra Señora de la Reconciliación, envuelva y acoja a la comunidad ahí congregada. Las diversas tonalidades de colores cremas y blancos dan serenidad y ayudan al recogimiento.

El estilo sobrio del templo tiene por finalidad ayudar al creyente a que concentre su atención en la celebración eucarística, verdadero memorial de la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesús y presencia real suya en medio de la Iglesia. Todo así dispuesto favorece a que la persona participe en la liturgia y la viva como encuentro con Dios Amor, consigo mismo y con sus hermanos en un clima de fe, fraternidad y amistad eclesiales.

 

Los elementos esenciales de la Iglesia

1.El Atrio

 

El templo «Nuestra Señora de la Reconciliación» cuenta con un espacioso atrio que busca generar un clima de acogida fraternal para todos los que vienen a participar en la liturgia.

 

 

 

2. La nave

La nave es la parte central de una iglesia que va desde la puerta de entrada hasta el presbiterio. Es el lugar donde la asamblea se reúne para celebrar su fe.

La iglesia “Nuestra Señora de la Reconciliación” cuenta con una nave con capacidad para 700 personas sentadas. Y el lugar está debidamente iluminado y ventilado.

Ella cuenta con bancas apropiadas de modo que los asistentes puedan adoptar las distintas posturas recomendadas para los diversos momentos de la celebración y puedan moverse con comodidad y la correspondiente reverencia cuando llegue el importante momento de la comunión.

En las paredes de la nave se encuentran ubicadas catorce cruces que evocan las estaciones del vía crucis.

Un lugar destacado en la nave ocupa el vitral principal de la iglesia, que reproduce la imagen de Nuestra Señora de la Reconciliación. Con su presencia ahí se ha querido simbolizar la función de guía y auxilio que tiene Santa María en nuestras vidas.

Finalmente, cinco vitrales a cada lado de la nave destacan los principales misterios de la obra de nuestra reconciliación realizada por el Señor Jesús. En ellos aparece la Virgen María, la mujer fuerte de la fe y ejemplar cooperadora de los planes salvíficos de Dios. Las diversas tonalidades azules de los vitrales evocan el manto protector, amoroso y maternal de María. Todos los vitrales de la iglesia son obra de ese gran vitralista de reconocido prestigio que es Don Willy Lemke.

 

 

3. El presbiterio

Se llama “presbiterio” al área en torno al altar. Está un poco elevado marcando una diferencia con la “nave” en la que se sitúa la comunidad para la celebración eucarística.

La amplitud y configuración del presbiterio de “Nuestra Señora de la Reconciliación” permite que los ritos sagrados puedan desarrollarse con la reverencia que las acciones litúrgicas requieren.

En el presbiterio del templo encontramos de manera bien diferenciada y en dimensiones proporcionadas, el altar, el ambón y la sede.

 

 

a. El altar

Se encuentra en el lugar central del presbiterio, donde convergen con facilidad todas las miradas de la asamblea. El altar tiene varios sentidos y funciones. Es por un lado el “ara” del sacrificio; en él se actualiza milagrosamente, bajo los signos sacramentales, el sacrificio de la cruz. También es la “mesa” del banquete eucarístico, lugar desde el cual el Señor, realmente presente, nos nutre con su cuerpo y con su sangre, de ahí que se le recubra con un mantel. Es también el “centro de nuestra acción de gracias”: eucaristía.

 

 

 

b. El ambón

El altar de la Iglesia a sido hecha de mármol, con dimensiones proporcionales a todo el conjunto del templo.

La dignidad de la palabra de Dios exige que en la iglesia haya un sitio reservado para su anuncio. Ese es el ambón, ubicado en un lugar que permite que la atención de los participantes se dirija a Él durante la liturgia de la palabra.

 

 

 

 

c. La sede

Es el asiento reservado para el sacerdote, quien preside la celebración en nombre del Señor Jesús. La sede es el lugar propio del que guía la oración del pueblo de Dios y lo sirven en la caridad.

La sede está colocada de cara al pueblo, haciendo posible la comunicación entre quien preside la celebración y los demás participantes.

 

 

4. La Capilla del Santísimo

Es el lugar de la iglesia donde se reserva a Jesús Sacramentado. Allí está el mismo Señor invitándonos a acompañarle y adorarle. Allí está para ser conducido en Hostia al encuentro de los enfermos o físicamente impedidos de acudir a la celebración comunitaria.

Siguiendo el espíritu de la reforma del Concilio Vaticano II, la Capilla del Santísimo Sacramento ha sido ubicada en un lugar especial, ideal para la adoración al Señor Jesús, realmente presente en el Sacramento Eucarístico. La capilla se encuentra en línea recta detrás del altar, sin otra división que un nivel distinto del de la nave central, consiguiendo así, al mismo tiempo, un lugar apropiadamente diferenciado para la presencia del Santísimo, pero que permanece dentro del conjunto total.  A la capilla se ingresa por la plazuela con la imagen de Santa Rosa de Lima.

 

5. Los confesionarios

En los confesionarios se administra el sacramento de la reconciliación, sacramento del perdón misericordioso del Señor. En el templo, el confesionario es el lugar especial destinado al encuentro con Dios  que derrama generosamente su misericordia y reconciliación.

En la Parroquia Nuestra Señora de la Reconciliación la forma de los confesionarios permite la celebración de este sacramento con total discreción, ya sea de manera anónima a través de rejillas o de manera directa por su parte delantera.

 

 

 

6. Lugar del bautismo o el baptisterio

Según la tradición de la Iglesia, el bautismo se ha celebrado siempre en un lugar distinto de aquél en el que se celebra la eucaristía. Se inicia la celebración en la puerta de la Iglesia, luego se va al lugar habitual de la palabra en el templo y finalmente al baptisterio.

En la Parroquia “Nuestra Señora de la Reconciliación” el baptisterio ha sido construido en un lugar especial al lado izquierdo de la entrada del templo, tiene la forma de un octógono para recordarnos que al octavo día o primero de la semana (es decir el domingo) resucitó el Señor y que el bautismo que recibimos es fruto de la victoria pascual del Señor Jesús. La pila bautismal guarda simetría con la forma octogonal de baptisterio.

Siete pequeños vitrales decorarán su entorno. El central con la escena del bautismo del Señor Jesús en el Jordán. Los seis restantes de diversos colores.

La pila bautismal tiene un sistema de re-circulación del agua que permite comprender a través del símbolo que el agua del bautismo es un agua viva que junto con la acción del Espíritu Santo nos devuelve la semejanza perdida por el pecado y nos da el don de una vida nueva y reconciliada en el amor del Señor.

Lugar destacado en el baptisterio ocupa una urna de vidrio que contiene tres recipientes con los tres tipos de óleos que se usan en algunos sacramentos: el de catecúmenos (para la primera unción del bautismo), el crisma (para la segunda unción del bautismo, confirmación, ordenaciones y dedicación de iglesias y altares) y el de enfermos. De esta manera se cumple con las normas de la liturgia que piden que se exponga a los fieles los óleos para su veneración, recordando así que en el Señor Jesús también nosotros hemos sido ungidos (bendecidos, elegidos, marcados) por el Padre como hijos suyos.