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HOMILÍA IV DOMINGO DE PASCUA FIESTA DEL BUEN PASTOR

A lo largo de los tres ciclos se medita en el cuarto domingo de Pascua el capítulo 10 del Evangelio según San Juan.

En los versículos 1 al 10 -que escuchamos en este ciclo A- destaca la contraposición de dos personajes, uno bueno y otro malo. Y en cuatro frases se señalan cuatro características del bueno y del malo.

-El bueno es el pastor de las ovejas, el malo es ladrón y bandido.

-El bueno entra en el recinto por la puerta, el malo salta por encima del muro.

-El bueno conoce a las ovejas y las ovejas reconocen su voz y lo siguen; el malo es un extraño frente al cual las ovejas huyen.

-El bueno da la vida por las ovejas, el malo roba y mata a las ovejas.

¿A quién aplica Jesús esta imagen del buen y del mal pastor?

En cuanto al Buen Pastor no hay ninguna duda, a El mismo. Más adelante lo dirá de manera explícita: Yo soy el Buen Pastor.

Ya en el Antiguo Testamento este título del Buen Pastor corresponde al mismo Dios, como nos narra hoy ese hermoso Salmo 22: El Señor es mi Pastor, nada me falta…

¿Quiénes son los malos pastores? Los falsos profetas, aquellos líderes del pueblo de Israel que en lugar de cuidar y apacentar el rebaño, se han servido de la grey para su propio provecho.

Ezequiel 34: «¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar el rebaño? Vosotros os habéis tomado la leche, os habéis vestido con la lana, habéis sacrificado las mejores ovejas; no habéis apacentado el rebaño. No habéis fortalecido a las ovejas débiles, no habéis cuidado a la enferma ni curado a la que estaba herida, no habéis tornado a la descarriada ni buscado a la perdida; sino que las habéis dominado con violencia y dureza. Y ellas se han dispersado, por falta de pastor, y se han convertido en presa de todas las fieras del campo”.

Esta profecía de Ezequiel nos cuestiona y nos llama a hacer un examen de consciencia. ¿Soy yo un Buen Pastor, como Jesús, que conozco a mis ovejas, que busco a la oveja perdida, que curo a la que está herida y conforto a las enfermas y las defiendo de los ataques del lobo? ¿O soy como esos malos pastores que no me importan las ovejas y que ante el peligro huyo y abandono el rebaño?

El Papa Francisco dice que las ovejas tienen buen olfato, y saben distinguir entre los buenos y malos pastores.

Ojo que el Buen Pastor no es el sacerdote complaciente, que a todo dice que SI, y que no enseña la verdad ni corrige el error. También el Señor tiene palabras muy fuertes frente a los pastores que son como perros mudos, que ven el peligro pero no advierten a sus ovejas ni las defienden de los lobos, que están muchas veces vestidos de ovejas.

Es difícil ser un Buen Pastor y los sacerdotes necesitamos tantos de la ayuda, la amistad, la corrección y la oración de las ovejas. Es tan bella la expresión de San Agustín: Para ustedes soy obispo, con ustedes soy cristiano…para ustedes soy pastor, con ustedes soy hermano.

Hay que tener cuidado en dividir la realidad entre buenos y malos pastores. Todos tenemos defectos y virtudes, y al final del día los sacerdotes somos pobres pecadores, que tenemos que ir asemejándonos cada día con el Corazón de Jesús, el único Buen Pastor frente al cual todos somos ovejas de su rebaño.

Dios ha prometido a través del profeta Jeremías: Os daré pastores según mi corazón. Y El ha mantenido su promesa a lo largo de la historia de la salvación.

Pidámosle al Señor que no deje de enviar a la Iglesia sacerdotes santos y sabios que cuiden de su grey. Como dice el Papa Francisco: pastores con olor a oveja, que vayan a veces delante para indicar el camino, otras veces simplemente en medio de todos con su cercanía sencilla y misericordiosa, y en ocasiones caminen detrás para ayudar a los rezagados.

Y pidámosle que las familias católicas sean semilleros vocacionales, que se sientan bendecidas si Dios llama a alguno de sus hijos a la vocación sacerdotal.

Juan Carlos Rivva
Párroco