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Homilía – 1 de enero de 2014

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS

 Navidad celebra la encarnación y el nacimiento del Hijo de Dios. Al concluir la octava de navidad la Iglesia contempla a la mujer en la cual aconteció este misterio maravilloso de la condescencia divina, y proclama a María de Nazareth, la Madre de Dios.
Por ello, en esta fiesta civil del año nuevo: darle un sentido cristiano celebrando la solemnidad de Santa María, Madre de Dios.

¿Por qué elegir esta fecha para celebrar a María, la Madre de Dios?

Terminar un año y comenzar uno nuevo nos recuerda que somos peregrinos. Que no podemos volver al pasado, ni congelar el presente ni adelantar el futuro.

Comenzar un nuevo año es una ocasión para hacer un balance: ¿He ganado o he perdido este año? Es una ocasión para darle gracias a Dios por todo lo bueno, y pedirle perdón por todo lo malo.
Pedirle perdón por nuestros pecados, por las veces que nos hemos alejado del camino de su Plan… Por el tiempo perdido, por el bien que hemos dejado de hacer, por nuestros conflictos, nuestras iras, nuestras faltas de caridad y de paciencia.

Mirar hacia adelante y comenzar un nuevo año de la mano de la virgen María.
Al mirar el futuro surgen en nuestro corazón dos sentimientos:
a)    Esperanza: El anhelo de que este año sea mejor que el anterior. Que se cumplan los anhelos del corazón, que Dios nos conceda salud y conversión.

Como parroquia este año que viene es importante:
– Celebraremos las Bodas de Plata de la parroquia en Agosto.
– En Diciembre las Bodas de Plata del párroco.

Incertidumbre, temor: no sabemos qué problemas habremos de enfrentar, qué dolores tendremos que asumir, qué peligros nos acecharán.
Incluso tenemos la certeza de que conforme pasa el tiempo el pasado se extiende y el futuro se acorta, pues cada día que pasa nos acercamos más a la experiencia de la muerte. Incluso podemos preguntarnos ¿Será quizás este el último año de mi vida?
Esa incertidumbre lleva a la gente a cábalas y supersticiones. Nosotros los creyentes sabemos que nuestra vida está en manos de Dios que es Padre y en manos de nuestra libertad que es frágil, y por eso venimos a pedir su bendición:

1. El Señor te bendiga y te proteja…
2. Ilumine su rostro sobre ti… Luz (Conciencia)
3. Te conceda su paz… Esa paz que nadie nos puede quitar.

Dios nos ha bendecido en Cristo… Nos ha bendecido en María.
Al señalarnos a María, la Iglesia nos la muestra como Modelo y como Madre.

· En primer lugar como Modelo: Ella es la primera discípula y misionera de Jesús. La que fue siempre fiel, y que lo amó con un amor total. No nos quedemos contentos ni satisfechos con una vida mediocre. Aspiremos a vivir el amor cada día más intensamente y a cooperar  como María cada día con la gracia que el Señor derrama en nuestros corazones.

· Como Madre. La Iglesia con sabiduría y delicadeza nos está diciendo que frente al futuro no estamos solos, que Dios se ha hecho hombre y que somos hijos de Dios y podemos llamarlo ABBA PADRE.

Ese cariño de Dios se expresa en la ternura, la dulzura y el cuidado de una Madre. Al comenzar un nuevo año, como un niño chiquito nos cogemos de la mano de nuestra Madre para que Ella nos guíe y nos conduzca.