EL BAUTISMO DEL SEÑOR JESÚS
Termina el tiempo de Navidad y comienza el tiempo ordinario con la fiesta del Bautismo de Jesús en el Jordán.
Y también esta fiesta, así como la bajada de Reyes Magos, es una Epifanía, una Aparición, una Manifestación.En esta fiesta del Bautismo hay dos grandes manifestaciones.
1) La manifestación del Misterio de la Santísima Trinidad y de Jesús como el Hijo Amado del Padre.
2) La manifestación de Jesús como el Mesías Ungido por Dios que pasó por el mundo haciendo el bien.
1) Adviento: “ ¡Si tú abrieras el cielo y descendieras!” (Is 63,19). Hoy San Mateo nos dice que: “se abrieron para Él los cielos y se vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: «Este es mi hijo, el amado, mi predilecto.» ” (Mt 3,16).
Hoy se manifiesta por primera vez en el Nuevo Testamento: El misterio de la Santísima Trinidad. Se han abierto los cielos que se habían cerrado por el pecado, y el hombre puede acceder al misterio de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Jesús al ser bautizado en el Jordán santifica las aguas e instituye el sacramento del bautismo que nos hace a nosotros Hijos Amados del Padre, hermanos del Hijo y Templos vivos del Espíritu Santo.
Jesús es el Hijo Amado del Padre, que se refiere a Dios como Padre Mío, Mi Padre. El tiene una experiencia íntima de confianza y comunión con su Padre que se manifiesta en la oración en el Huerto de los Olivos, cuando dice: Abba Padre. Por eso dice el Señor: Yo y el Padre somos Uno, «Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre lo conoce nadie sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar»
El Señor nos regala en el sacramento del bautismo la gracia de ser Hijos de Dios, de compartir su filiación divina, de recibir el Espíritu Santo que clama en nuestro interior Abba Padre….
Dios es mi Padre… No hemos recibido un Espíritu de esclavos para vivir en el temor, sino un Espíritu de hijos para vivir en el amor.
2) Jesús siendo Hijo, es enviado por el padre para compartir su vida divina con nosotros. El es el Hijo que humillándose, cargando sobre sí nuestros pecados y miserias. Siendo rico se hizo pobre por nosotros.
El se manifiesta hoy como el Siervo de Dios, el Mesías ungido por Dios que pasó por el mundo haciendo el bien.
Así también nosotros en nuestro bautismo, no solo hemos recibido como un don el ser Hijos de Dios, sino que hemos sido Ungidos, Crismados por el Espíritu Santo para continuar con la misión de Jesús, como sus discípulos y sus apóstoles.
¿Cuál es esa misión? Pasar por el mundo haciendo el bien.
Mejor elogio de Jesús: Alguien que pasó por el mundo haciendo el bien a los demás. Acogiendo, consolando, alentando, acompañando, sanando, anunciando la llegada del Reino de Dios, compartiendo las alegrías y dolores de los demás.
Esa es nuestra misión querido hermanos…pasar por el mundo haciendo el bien, y anunciando con nuestras obras y palabras la Buena Noticia de la reconciliación.
El pecado me lleva siempre a encerrarme en mí mismo, a ser autoreferente, a la autocomplacencia sensual y egoísta, a la soberbia de querer dominar a los demás, a poner mi seguridad en los bienes de este mundo, a la vanidad de buscar siempre el aplauso y el reconocimiento, a replegarme sobre mí.
En cambio, la fuerza de la gracia que recibo en el bautismo, y que crece en la oración y en la Eucaristía, me lleva a no vivir para mí, sino a vivir como Jesús, donándome, compartiendo, involucrándome, sirviendo, despojándome de mí mismo para vivir haciendo el bien a los demás… en mi casa, en mi trabajo, con mi grupo de amigos.
No puedo reconocerme como Hijo de Dios, sino reconozco en cada ser humano –especialmente en el más pobre y en el que más sufre- a un hermano, a quien tengo que servir y hacerle el bien. Y no existe un bien mayor que anunciar el Evangelio, ayudando a que otros también se acerquen a Dios y descubran que Dios es un Padre Bueno y que ellos son sus Hijos Amados.
Demos gracias hermanos a Dios por el don maravilloso del bautismo…
Cultivemos una relación personal de amor con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo, y ojala se pueda decir de nosotros el día de nuestra muerte…Este como Jesús, pasó por el mundo haciendo el bien.