Queridos hermanos y hermanas, ¡Esta es una fiesta del Espíritu Santo!
Creer en el Espíritu Santo, conocer al Espíritu Santo, tener una relación con el Espíritu Santo es algo esencial a nuestra Fe como cristianos. Lamentablemente el Espíritu Santo es para muchos un gran desconocido. Le rezamos al Padre, le rezamos a Jesucristo, pero muy pocas veces invocamos al Espíritu Santo.
¿Quién es el Espíritu Santo? Es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Es una Persona. Una Persona con quien podemos y debemos entablar una relación personal de amistad.
Una persona que es Amor, el Amor que une al Padre y al Hijo, y que el Padre y el Hijo derraman en nuestro corazón y que nos hace capaces de amar con el amor de Jesús.
Una persona que es Luz, que ilumina nuestras mentes para conocer y comprender la Verdad que Jesús nos ha revelado, para conocer a Dios, conocernos a nosotros mismos y conocer la realidad. Luz para discernir con sabiduría como juzgar y actuar en cada circunstancia concreta de nuestra vida.
Una persona que es Vida, El Espíritu Santo es la vida de la Iglesia, es el alma de la Iglesia. Un cuerpo sin alma está muerto, es un cadáver. La Iglesia no podría existir, no podría haber subsistido durante 20 siglos si no fuera por el Espíritu Santo. Jesús decía: He venido para que tengan vida y vida en abundancia. Esa vida abundante de la gracia es la vida que nos transmite el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es la vida de nuestra comunidad parroquial. Por ello, de cara a la celebración de nuestras Bodas de Plata, quisiera mencionar tres frutos importantes de su acción en nuestra vida.
1. La paz: Que difícil es tener paz en el mundo en que vivimos.
Jesús Resucitado sopla sobre los apóstoles y les dice: La Paz esté con vosotros. Es una paz que se debe reflejar en actitudes de bondad, paciencia, benignidad, que quiere decir siempre buscar hacer el bien.La Paz de Cristo es una Paz interior que se puede vivir incluso en medio de las peores dificultades y tensiones.
2. La Unidad:
Lo contrario de la unidad es la ruptura, que es causada por el pecado. Ruptura con uno mismo, ruptura con los demás, (familia, trabajo, sociedad, en la misma Iglesia). Necesitamos vivir la reconciliación (nombre de nuestra parroquia) necesitamos construir la unidad. Necesitamos tejer vínculos de comunión.
Esa unidad no la puedo alcanzar por mí mismo. Cuando trato de construir la unidad con mis fuerzas, me estrello con mi soberbia, con mi egoísmo. Tenemos que vivir la unidad del Espíritu Santo: Un solo Señor, una sola fe, un solo Dios que es Padre de todos y por eso todos somos hermanos.
3. Gozo-Alegría:
La alegría incluso en medio de las pruebas y dificultades de la vida. La alegría de ser cristiano, de sabernos amados y salvados por Dios, la alegría de evangelizar…
Los apóstoles vivieron la alegría de la resurrección, pero luego cuando Cristo subió a los cielos vivieron la alegría de ir por todo el mundo predicando la Buena Nueva.
Que nosotros también podamos vivir esa alegría, la alegría por las maravillas que ha obrado el ES a lo largo de estos 25 años en la vida de muchas personas en la parroquia, la alegría de ser comunidad, de ser un cuerpo.
Que María, la Madre que congrega a los apóstoles para recibir el ES, que ha sido llamada el pararrayos del ES, atraiga sobre nosotros el ES y nos ayude a recibirlo con docilidad y a vivir unidos la paz y la alegría de ser cristianos.