En esta Jornada Mundial de los Pobres, escuchamos hoy la parábola de los talentos.
Los talentos son en primer lugar las capacidades y cualidades que cada uno posee. Cada uno ha recibido diferentes talentos. Unos reciben el talento de ser inteligente, otros el talento de ser servicial, otros el talento de ser líderes, las dotes para el arte, etc…
Unos reciben más y otros menos. Todo hemos recibido algún talento.
Son todas las bendiciones que hemos recibido de parte de Dios. La educación, la familia, la salud, los recursos económicos y por supuesto la fe.
El mayor don que hemos recibido es su Hijo Jesús, el don de la fe, del bautismo, de pertenecer a la Iglesia.
A veces nos jactamos de nuestros talentos, y San Pablo dice: ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué presumes como si no lo hubieras recibido? (1 Cor 4,7).
Todo lo que somos y tenemos de alguna manera lo hemos recibido de parte de Dios. La misma vida es un don. Yo no soy dueño, sino un administrador de mi vida. Y debo poner esa vida con todos sus talentos al servicio de los demás. Lógica donal: Hacer del don de mi vida un don para los demás.
Cada uno ha recibido los talentos que necesita para cumplir su misión en el mundo. Al que más se le dio, más se le pedirá. Lo importante es poner a producir nuestros talentos, y no enterrarlos. Dios cuenta con nuestro esfuerzo y nuestro trabajo.
El pecado del que recibió un talento fue un pecado de NEGLIGENCIA
Eres un empleado perezoso y holgazán, eres un inútil. Al siervo se le condena, no porque hiciera nada malo, sino porque enterró su talento y no lo puso a producir. La omisión es un pecado muy grave, del cual rara vez nos confesamos.
Hay gente que cree que son buenos cristianos porque no hacen nada malo, y se olvidan que lo importante es hacer el bien y servir a los demás.
Porque ese empleado no puso a producir el talento:
Primera lectura:
Cuál es la actitud opuesta a la negligencia?. La diligencia. El libro de los Proverbios alaba a la mujer laboriosa y productiva en quien su esposo puede fiarse y que le trae muchas ganancias. Ante esta imagen, enseguida pensamos en María.
Ella es modelo de la Iglesia. La esposa que coopera activamente con la gracia, que no enterró sus talentos, sino que tuvo una vida fecunda y puso su vida entera al servicio del Plan de Dios.
Papa Francisco, Mensaje para la I Jornada Mundial de los Pobres:
Invito a toda la Iglesia y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a mantener en esta jornada la mirada fija en quienes tienen sus manos clamando ayuda y pidiendo nuestra solidaridad. Esta jornada tiene como objetivo, en primer lugar, estimular a los creyentes para que reaccionen ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro, disponiéndose a compartir con los pobres a través de cualquier acción de solidaridad, como un signo concreto de fraternidad.
No seamos siervos negligentes ni egoístas, sino diligentes y generosos, pensemos en todos los dones que hemos recibido del Señor y en como los ponemos al servicio de los demás, especialmente de los más pobres.
Juan Carlos Rivva
Párroco