El tema en el que quisiera centrarme hoy es el tema de la vocación, a partir de la vocación de estas dos parejas de hermanos que fueron los primeros apóstoles: Simón y Andrés, Juan y Santiago.
Antes que nada, conviene hacer una rápida sinopsis cronológica y geográfica del Evangelio para poder comprenderlo mejor.
Cuando leemos los diversos relatos de los Evangelios, podemos confundirnos un poco sobre cómo y dónde sucedieron algunos acontecimientos importantes, como la vocación de los primeros apóstoles.
Hay dos grandes regiones que son escenarios en la vida de Jesús. Galilea que está al norte, donde se ubican ciudades como Nazareth, Caná y Cafarnaúm. Y la región de Judea al sur, donde se ubican ciudades como Jerusalén, Belén y Jericó. Ambas regiones unidas por el río Jordán.
Jesús fue bautizado por su primo Juan Bautista en las orillas del Jordán. Luego, fue al desierto para ayunar 40 días y ser tentado. Regresó a donde Juan, quien lo señala como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y Juan envía a dos de sus discípulos a Jesús. Ellos son Juan y Andrés que le preguntan al Señor ¿Maestro, dónde vives? Jesús les dice: «Venid y lo verán». Y ellos aquella tarde se quedaron con Él. Después, Andrés va por su hermano Simón quien también se convierte en seguidor de Jesús. Todo esto sucedió en la región de Judea, al sur de Palestina.
Acompañan a Jesús a unas bodas en Caná de Galilea, que era un pequeño pueblo al norte, muy cerca de Nazareth. De hecho, Caná y Nazareth eran pueblos rivales. Allí conocen a María, la Madre de Jesús, y son testigos de su primer milagro.
En el camino a Caná, se les unen dos jóvenes más: Felipe y Bartolomé, que es aquel famoso Natanaél, a quien Jesús le dice que lo vió debajo de la higuera.
Luego de Caná, Jesús va a la fiesta de Pascua en Jerusalén, por primera vez en su ministerio público, es en esta primera visita que arroja a los mercaderes del templo.
Después, vuelve atravesando el país de los samaritanos, donde tiene el famoso diálogo con la samaritana- y se establece en Cafarnaúm, que se convierte en su centro de operaciones. Alojándose en la casa de Pedro, que era un pescador conocido en la ciudad.
Cafarnaúm era una ciudad situada al norte de Galilea, en una zona muy poblada y fértil. Era una ciudad muy poblada y transitada, pues desde allí salían las caravanas a Jerusalén y a otras regiones. Tenía aduana, guarnición militar, mercado de pesca y abundante tráfico marítimo. Junto con Jerusalén es el escenario de muchos pasajes en la vida de Jesús.
Estos primeros discípulos al volver a Cafarnaúm, retoman sus labor cotidiana, que era ser pescadores. Estaban Pedro y Andrés que eran pescadores conocidos y dueños al menos de dos barcas.
Y estaban Juan y Santiago, hijos de Zebedeo, que era un hombre acomodado. La madre de estos jóvenes se llamaba Salomé, quien también siguió a Jesús, sirviéndole con sus bienes, y fue una de las mujeres que estuvo al pie de la Cruz en el Calvario.
Luego de algún tiempo, Jesús les dice que dejen todo y lo sigan. Es el Evangelio que acabamos de escuchar, al que Lucas le añade el episodio de la pesca milagrosa.
Aquí lo importante es comprender en qué consiste la vocación. La vocación es un proceso que no se da de un día para otro, en la que siempre es el Señor el que toma la iniciativa. Es Jesús el que llama a estar con Él y a enviarlos a predicar.
En este proceso podemos descubrir tres etapas:
a) Cuando la persona siente ese deseo de seguir al maestro que lo invita a conocerlo y a crecer en la amistad con Él. (inicio de la vocación). Juan, ya anciano recuerda al escribir el Evangelio el día que conoció al Señor, incluso menciona la hora: Eran las 4 de la tarde.
Yo recuerdo como si fuera hoy, el día que sentí el llamado de Jesús, cuando tenía 16 años en un retiro. Es una experiencia que queda grabada en el corazón.
b) Cuando Jesús te llama a dar un paso importante. Deja a tu padre y a tu madre, deja tu barca y tus redes, ven y sígueme. Es quizás el momento decisivo. El momento en el que el jóven rico fue cobarde y se echó atrás. Ese momento en que estos pescadores decidieron dar un vuelco a sus vidas, dejarlo todo, y convertirse en discípulos y apóstoles de Jesús.
c) Luego habrá un tercer momento importante: Cuando Jesús los constituye como los Doce. El colegio de los apóstoles sobre los cuales iba a fundar su Iglesia.
También en la vida de todo llamado, hay un momento en el que, después de un tiempo de discernimiento, la Iglesia en nombre de Cristo, confirma la vocación de una persona.
d) Finalmente, en toda vocación, sea al sacerdocio, al matrimonio o a la vida consagrada, lo más importante es la perseverancia hasta el final. Con caída y levantadas, como en el caso de Pedro.
Jesús nos invita a orar por las vocaciones en la Iglesia y alentar el discernimiento vocacional en las nuevas generaciones, en sus hijos y sus nietos. Todo jóven que tome en serio su Fe, tiene que preguntarse en algún momento, si el Señor lo puede estar llamando a dejarlo todo y seguirlo, como estos primeros apóstoles y sentir el apoyo de sus padres, que ven ese llamado como una bendición para toda la familia.